Haiman El Troudi: Esquina de Los Traposos, de la mantilla al trapo

Según algunas versiones, pues este nombre es uno de los menos claros, la Esquina de Los Traposos adopta hasta la actualidad su nombre por una desafortunada familia que vivía en este espacio después de ser una de las más ricas de la época, después de desaparecer el nombre de Arrechederra por don Miguel Gerónimo Arrechederra patriota que vivió con su familia en este lugar.

Los Mantuanos fueron la clase social aristocrática de raza blanca, descendientes de los conquistadores, cuyos principios se basaron en el honor y el valor de la nobleza para jerarquizar la sociedad y su interés en ocupar poder político de la corona española.

Su riqueza se concentraba en la tenencia de haciendas de cacao, de allí el apodo de “grandes cacaos”, sinónimo de riqueza, que se representaba en manifestaciones como el uso de bastón, cadenas y sombrero, así como de mantillas para asistir a la misa, derivando el nombre de mantuano.

Solo a esta clase social se les concedía el derecho a utilizar el título de “Don o de Doña”, lo que reflejaba en su acta de nacimiento. 

Otros datos curiosos es que colocaban cascabeles en los ruedos de los vestidos para advertir su presencia, compraban asientos fijos en la iglesia, las mujeres eran acompañadas por una esclava que les llevaba la alfombra para arrodillarse a rezar, usaban quitasoles, eran escoltados por esclavos para guiarles el camino con lamparitas o cargarlos en sillas.

Se desconocen las causas del infortunio de la familia que habitó en esta esquina. Sin embargo, se puede deducir que sus desgracias económicas fueron por apuestas en juegos de cartas, pues los mantuanos se reunían a compartir, hablar de negocios, beber, fumar tabacos, a apostar dinero y hasta sus bienes.

Foto: caracassultana.blogspot.com
Haiman El Troudi destaca que, después de sus pérdidas, esta familia evitaba ser vista con sus ropas desgastadas y sin la corte de esclavos. La miseria de aquella familia suscitó en los vecinos la compasión que los ayudaron con la donación de ropas.


Debido a la donación de tantas ropas, comenzaron a clasificarla, revisarla y a remendarla mejorando su aspecto para venderla hasta recuperarse económicamente, gracias a la venta de la ropa usada. La familia establece el primer puesto de ropavejero de la capital y a partir de ese momento les llamaron “Los Traposos” por generaciones hasta que la denominación quedó atribuida a la populosa esquina.

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